20 de julio de 2015

Quiosques de LSB

 
La vida en los quiosques de Lisboa es una extensión de sus habitantes. En verano relucen por todas partes, de diseños y colores diversos, recogidos en un largo o al final de una travessa. Ofrecen refrescos y aperitivos para refugiarse del sol, observar la tarde, bailar forró o apaixonar-se en sus miradouros nocturnos. Esta ciudad, tan apegada al invierno y al desgarro, de colinas torcidas y fachadas de pueblo, se entrega a sus esplanadas estivales con un sosiego de patio de vecinos. Si te alejas del barulho del Bairro Alto hay terrazas frondosas -Praça das Flores- donde una adolescente y su padre se sientan a leer poesía y los extranjeros casi guardan silencio. El tono quedo, el susurro, porque lo contrario dan ganas de tirarlo al Tajo, fuera del paréntesis. [ LORENZO BENITEZ CORNEJO ]