26 de octubre de 2007

Como para no salir corriendo

Un energúmeno cualquiera en un lugar cualquiera y mientas habla por teléfono le patea la cara a una niña y se queda tan ancho. Visto lo visto el tipo parecía más bien entrenado para, fusil en mano, irse de marine a la vieja Mesopotamia a matar infieles. La eterna guerra entre ricos y pobres no solo no mengua sino que al contrario se acrecienta y se recrudece en según que ámbitos. Porque ente los pobres los hay pobres, pobres y más pobres. Porque vistos los hechos y tras los ríos de tinta que ya han derramado en todos los periódicos del mundo, se observa que los "valores" del varón se limitan a su extrema agilidad para propinar patadas a las gentes indefensas, consciente y esto es lo verdaderamente grave, de que su fechoría quedará impune. Aunque gracias a la alta tecnología y a esa incómoda cámara que todo lo ve, 1984, el energúmeno se ha convertido por su obra y desgracia en una víctima de su propia miseria. Y a mí lo que me deja perplejo de todo esto es saber que la presencia de esa cámara delatora constata que el hecho en sí no es un hecho aislado, sino uno más de los muchos que se dan intramuros, en la sombra de la intimidad. Donde muchos machos dan rienda suelta a su miseria y convierten la convivencia en un infierno del que querer huir a muchas mujeres les cuesta la vida.

Mermeladas y CDs





 "Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer. El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que está bendita New Orleáns, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. También escribí encerrado en un pequeño mundo cuarto juntando frases, frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos. Asumí estar en ese camino porque es ese el modo como se consiguen los sueños. Al menos eso creía hasta un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria. Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La mala es mala porque también es tu opción. Pero la otra no es algo que hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombies o incomprendidos. Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza. "

John Kennedy Toole
La conjura de los necios

24 de octubre de 2007

La dignidad no tiene color


Me topé con él paseando por La Habana la primavera pasada. Al pasar a su lado se quedó mirándome como si yo fuera un bicho raro. Me di la vuelta y me sentí como quien sonríe a una chica con la que pretendes coquetear. Entonces le di los buenos días y supe al instante que aquellos ojos habían visto demasiado, quizá todo aquello que uno nunca llega a imaginar aunque esté a su alrededor y conviva con ello del mismo modo que se convive con una enfermedad aún no descubierta, un Alien, que lentamente destroza tus tejidos y sólo cuando la nave no puede virar y da muestras de que algo falla es demasiado tarde. Así es el cáncer y de ahí que cuando llega el diagnóstico ya está todo perdido.
Mientras observaba su rostro me preguntaba que había hecho yo para no ser como él. Pero sobre todo me preguntaba qué lugar me corresponde y por qué. Que he hecho yo para estar, que no ser, mejor que él. Nuestra lengua es muy clara con estos matices del ser o el estar. Y por qué la injusticia no puede disimular ni tan siquiera aún vistiendo bien. No obtuve respuesta ni la tengo ahora. Pero me queda el mal sabor de haber constatado que este jodido mundo es un juego cruel en el que se trata, cada vez con más ahínco, de usurpar ese espacio de nadie que todo el mundo considera suyo.

23 de octubre de 2007

Más allá no hay nada

Debe ser cosa del campo visual. Todo aquello que no puedo ver para mí no existe: sólo es un dibujo abstracto en mi imaginación, un algo incoloro y difuso. Sin embargo la luna ilumina por igual los dos lados del orbe pero a diferentes horas, y más allá está el otro lado del mundo, que duerme mientras tú trabajas y se emborracha durante tus sueños. Y perseguir ese algo detrás de la niebla azulada de la noche sólo es un sueño más. Un tránsito hacia otro sueño, hacia otro día que sólo de ti depende; quede atrapado como un instante infinito.
Y con esto sólo quiero llegar a este lugar eterno, al reino de la palabra, donde el calor de los amigos estimula los sueños. Y vengo para quedarme.

22 de octubre de 2007

LE MELÓN

Hay quien me dice melón. ¿Cómo estás? melón. Y yo suelo aportar, pues este melón está bien. Pensando un poco, lo de ser un melón me limita absolutamente por los puntos cardinales y meridiánicos, si existe esta palabra. Porque la expectativa que da este fruto es que se juega todo a una carta. Se abre y se toca el olimpo o se abre y se cierran los intestinos, lo que toque. No hay más, aunque tampoco esté del todo mal porque así veo un poco la vida. Quizás, la posibilidad de ser melón -si fuésemos fruta-, es la que mas intriga y desasosiegos incita, al menos para mí. De ser uva, por ejemplo, como se ingiere de un solo bocado, su ingesta no admite más que un pequeño instante de duda a que pueda defraudarnos. Una grosella puede alargar ese mínimo momento si se hace la agria. Un albaricoque puede amargar la expectativa de vez en cuando, pero lo dejas madurar y casi siempre, el almíbar que incuba no sé donde lo hace más o menos gozoso, salvo que haya abusado de frigorífico. Pero un melón, habla y observa todo desde su posición destacada en el frutero. Espera el momento como un toro lo hace en la corraleta de una plaza de lidia. Gustatívamente hablando -si está a su justa temperatura-, la faena puede ser memorable en esa comunión olfativa y jugos bucales. Es ese preciso momento de entrar a matar la rebanada del fruto, cuando las hileras de dientes rasgan su blanca y perfumada superficie, donde el jugo encauza los laterales enredando los restos hacía su viaje final, allí, en las comisuras infernales de la lengua. Un placer poco parejo a nada, pero en esta asociación fruto animal hay una diferencia abismal y decisoria, y es que, en contadas ocasiones, el toro puede ser indultado pero el melón no. No hay que preocuparse, este melón está bien.

15 de octubre de 2007

ARROJO

Me complace comenzar esta sección con un hecho escatológico acaecido hace unos días en la llamada Tacita de Plata, es decir, Cádiz, que podría renombrarse a partir de ahora como la Tacita del Water, ya que algunos confunden ese oscuro viaducto utilizado para las defecaciones y demás con las luminosas callecitas de la capital gaditana. Leáse sin más el episodio, digno del ático de la 13 Rue del Percebe.

Le arrojan un cubo con diarrea en José del Toro
(TITULAR DE PORTADA del periódico gratutito VIVA CADIZ)

Ayer llovió diarrea en la calle José del Toro. Un individuo la arrojó, presuntamente, desde el número 8 de dicha calle, en el mediodía de ayer, en una hora en que el centro se encuentra plagado de viandantes, con tan mala fortuna que cayó sobre una persona que en ese momento pasaba por allí.

El desafortunado peatón, completamente impregnado, llamó en ese momento a la Policía Nacional, que tardó en llegar en el lugar de los hechos para, a continuación, indicar que no se podía poner una denuncia porque "no se sabe quién ha sido y no se puede hacer nada".
"Lógicamente no sé quién ha sido, la Policía me ha preguntado que si lo he visto, pero como es normal nadie va mirando a ver si le tiran algo desde un balcón, y menos esto", comentó indignada la víctima.

Una mujer que en ese momento se encontraba en la acera afirmaba que "lo han vuelto a hacer, lo han vuelto a hacer", de lo que se deduce que no es la primera vez que este desventurado incidente tiene lugar en esta vía del centro.

Tras los hechos ocurridos, la calle se llenó de viandantes que sorprendidos e indignados por lo acontecido, comenzaron a increpar al autor de semejante animalada con insultos e improperios. Como decían numerosas personas "no se puede permitir que pase esto. Hay gente que está hecha para vivir entre animales porque no hay derecho".
"Lo han hecho queriendo porque esto no es normal. No es que hayan tirado agua o sacudido algo", decían algunos comerciantes de la zona que también fueron testigos de los hechos. "Desde luego a partir de ahora habrá que andar con cuidado porque nunca se sabe con la clase de gente con la que uno convive en la ciudad".

4 de octubre de 2007

se da el caso

se da el caso
una forma de lontananza es el caso
la memoria donde el jarro de agua fría
el nido donde se anida
el mal rato en la insidia
la moraleja del haiku
la vid sin vino, sin fruta
racimo mortal que se esgrime al final
del trayecto
noto que pasa y no pasa
el ardid del que no alcanza a verlo
unas paralelas que se yuxtaponen en la envidia
voz corroída pero de ángel
ponlo ahí, donde tú sabes.

[Lsb, 02 oct 07]